La inspiración me llega, curiosamente, en el yoga. Especialmente en shavasana, ese momento al final de la clase cuando el profesor apaga las luces y meditamos unos cinco minutos. En esa quietud profunda, me relajo tanto que viajo con la mente a mi lugar favorito del mundo. Un día, creo que estaba en Pushkar, India. Montun, el driver que andaba conmigo como chicle, me llevó a un rooftop escondido… y ahí me quedé, regresando mentalmente cada semana. Era un día perfectamente anaranjado, con ese vainilla sky que pinta el atardecer en tonos suaves antes de volverse rojo. El sol bajaba poco a poco hasta desaparecer. Tomamos un té chai, ese que te sirven en vasito, como en los trenes donde gritaban “chai chai”. Ahí, en esa calma, mi meditación se vuelve naranja y mes traslado a ese momento. Es, sin duda, mi lugar favorito de India. Otro instante mágico de ese viaje fue en Jaipur. Fui al cine y vi una película sobre D.S. Dhoni, el jugador de críquet. Me conmovió su historia: cuando t...
Kores. Era la mejor marca de papel pasante. Venía en varios colores: negros o azules. Los negros eran los que usualmente se tenían en la oficina y se guardaban en su propia cajita de cartòn, se cuidaban como el Liquid Paper. Primero iba una página blanca —la que se mandaba al destinatario— y luego venían varias copias, en papel rosado o amarillo. Era el papel copia. La carta original era de mejor gramaje, papel bond 80, el clásico para las cartas que hacíamos en los 80s. Cuando estaba nuevo el papel, traspasaba el mensaje a todas las copias. Conforme se iba gastando, las últimas páginas, las rosaditas, ya no se podían leer; se desdibujaban los mensajes. Una copia para contabilidad, otra para el cliente y el original al destinatario. No sé qué se hicieron todas esas copias de colores que se utilizaban en la comunicación... Hoy estuve en mi clase de yoga con Karen, porque Joaquín está enfermo. Nos puso a hacer una postura que se llama la paloma. Es sentarse sobre media pierna y estirar l...