Ir al contenido principal

Mujeres empoderadas

 Por Pili Mejia y Alexia Guzman




Conferencia de Alyse Nelson

Ceo de Voces Vitales

Celebrando sus 15 años en Guatemala

En 1995, el mundo estaba lejos de comprender la magnitud del tráfico de los niños. Sin embargo, fue en ese mismo año que una valiente mujer, Alyse Nelson, inspirada por su pasión y compromiso, inició un movimiento desde Washington con el objetivo de involucrar a las nuevas generaciones en el cambio del mundo. 

La pasión se convirtió en su trabajo. Su deseo era estar desde el principio junto a figuras como  Hillary Clinton y Madeleine Albright, quienes buscaban la paz y la democracia en todo el mundo;  su visión comenzó a tomar forma con la creación de Vital Voices en Europa del Este, un programa que inicialmente luchaba por dar voz a las mujeres en una sociedad que a menudo no las veía como líderes. En 1998, se celebró la primera reunión en Uruguay donde se establecieron los cimientos de lo que se convertiría en una organización global dedicada a empoderar a las mujeres de todo el mundo.

Pero ¿qué hace que Vital Voices sea especial? Es una organización  que decidió ir más allá del gobierno y se convirtió en una entidad sin fines de lucro. Alyse Nelson es la primera CEO del programa, nunca pensó que no podía serlo. Se unió al consejo de administración, y su lema de "Prove yourself" (Demuéstralo) ha sido una guía a lo largo de su camino. El futuro está lleno de desafíos audaces, pero Alyse y Vital Voices están decididas a enfrentarlos y perseverar en orden de cumplir con sus objetivos. Cuando las personas tienen un sueño y son persistentes, pueden lograrlo. Su impacto se ha sentido desde Estados Unidos hasta América Central, donde inició un cambio transformador; y la clave para lograrlo es empoderar a las mujeres y mejorar su autoestima. En Honduras, por ejemplo, 450 mujeres están liderando comunidades en lugares remotos como Roatán y Comayagua. En Guatemala voces vitala participa con programas como el mentoring walk, ella impacta y programa de emprendimiento, donde se formalizan y apoyan el crecimiento de los negocios de mujeres lìderes en su comunidad.

Todo comienza con una visión y una mujer dispuesta a comprometerse a cambiar el mundo. Vital Voices con María Pacheco, desde Guatemala instò a creer que no hay límites para lo que pueden lograr las mujeres, donde todas tienen intereses comunes y el aprendizaje es un proceso continuo. María ha aprendido a usar su poder para empoderar a otros y su historia nos recuerda que debemos apoyar a las personas con nuestra fuerza interior y ayudarles a verse a sí mismas como agentes de transformación.

Alyse, otra mujer inspiradora, nos recuerda que criar a los hijos es una responsabilidad compartida. Su esposo desafía los estereotipos al involucrarse activamente en la crianza de sus hijos, demostrando que "It takes a village to raise a child" (Se necesita una aldea para criar a un niño). Cuando las madres son felices, los hijos crecen felices y saludables.

Historias como las de Alyse  y María Pacheco nos enseñan que la vida nos coloca donde debemos estar: a través de la pasión, el empoderamiento y el apoyo mutuo, podemos superar cualquier obstáculo y trabajar juntos para cambiar el mundo. No debemos sentirnos culpables por cuidarnos a nosotros mismos, porque cuando estamos bien, podemos brindar lo mejor a quienes amamos y a la sociedad en su conjunto.

Somos Interservicios, una agencia de marketing digital, tenemos el 100% de nuestras colaboradoras mujeres.


Comentarios

Entradas populares de este blog

Los jefes de mis jefes

No todos los jefes de mis jefes eran buena gente, pero he tenido algunos que son inolvidables. Hoy estuve en la misa de 9 días en San Martín de Porres de José Carlos Paiz y pensé que de las últimas veces que estuve ahí fue para despedir a Don Mario Chiu y hoy a José Carlos. Uno cree que no, pero los jefes además son patrones, que moldean a su gente y su ambiente, de la forma que ellos son. Nos moldearon a su estilo. Hay personas pivotes en la vida de uno. José Carlos fue una de esas personas para mí. Tenía un jefe que me hacía bullying; luego de aguantar varios meses, lo llamé un día, era un sábado. Recuerdo que pasaba debajo del Obelisco cuando tuve esa conversación con él y me dijo: "esta semana la muevo de puesto" y así fue, me cambiaron a otro departamento en la empresa. Le pedí por favor que no le dijera a mi actual jefe y me respondió: "no se preocupe Pili, lo voy a regañar". Me dio pena, pero ahí aprendí lo que ahora le digo a mis colaboradoras: "no hay ...

Bond, 120 Bond

Kores. Era la mejor marca de papel pasante. Venía en varios colores: negros o azules. Los negros eran los que usualmente se tenían en la oficina y se guardaban en su propia cajita de cartòn, se cuidaban como el Liquid Paper. Primero iba una página blanca —la que se mandaba al destinatario— y luego venían varias copias, en papel rosado o amarillo. Era el papel copia. La carta original era de mejor gramaje, papel bond 80, el clásico para las cartas que hacíamos en los 80s. Cuando estaba nuevo el papel, traspasaba el mensaje a todas las copias. Conforme se iba gastando, las últimas páginas, las rosaditas, ya no se podían leer; se desdibujaban los mensajes. Una copia para contabilidad, otra para el cliente y el original al destinatario. No sé qué se hicieron todas esas copias de colores que se utilizaban en la comunicación... Hoy estuve en mi clase de yoga con Karen, porque Joaquín está enfermo. Nos puso a hacer una postura que se llama la paloma. Es sentarse sobre media pierna y estirar l...

Parada de cabeza

5:55 a.m. Suena la primera alarma y empieza mi baile matutino: la pospongo una vez, luego otra, hasta que finalmente, a las 6:22, salto de la cama. Antes de empezar el día, acaricio un rato a Farah para despertarme bien. Luego, me voy a bañar. Todo está cronometrado en múltiplos de 8: ocho minutos para ducharme y vestirme, ocho minutos para dar vueltas, y a las 6:45 a.m. ya voy en el carro rumbo a la misa. Mis días favoritos son los lunes. Es el día en el que, sin excusas, hago todo lo que considero ideal: la misa, la caminata con las jamonas, el desayuno y luego, sentarme a trabajar. Conforme avanza la semana, mi energía para seguir la rutina estricta va disminuyendo. Salto de día en día hasta el viernes, cuando voy al Santísimo. No sé de dónde saco las fuerzas, pero el poder del fin de semana me impulsa a cumplirlo. En diciembre, en mi manifiesto de propósitos de año nuevo, prometí escribir un blog mensual y correr una carrera de 5 o 10K. Pues bien, logré la de 5K de McDonald's, ...